EN MISIÓN PERMANENTE 

 

LOGOTIPO DE LA MISIÓN PERMANENTE 

ESTAMOS PREPARANDO A MISIONEROS, ESPERO EN DIOS PUEDAN ASISTIR A LAS JORNADAS DE PREPARACION BIBLICA LOS MARTES EN VALLE VERDE A LAS 7 PM, LOS SABADOS EN SAN JUDAS TADEO, RESIDENCIAL EL BOSQUE, A LAS 7 PM. 

LAS BASES DE LA DOCTRINA CATOLICA, EN PARROQUIA TODOS LOS JUEVES A LAS 7 PM. 

ASISTE Y SE UN MISIONERO PERMANENTE, AYUDANOS A INVITAR A GENTE CATOLICA QUE ESTA ALEJADA DE NUESTRA IGLESIA. 

A PARTIR DEL MES DE MARZO 2014. ESPERA MAS NOTICIAS. 

FRUTOS DE LA MISION: MARIA ASUNTA DE VALLE IMPERIAL

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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OFRECEMOS AQUÍ LA INTRODUCCIÓN DEL PROGRAMA DEL PUEBLO DE DIOS EN MISIÓN. NOS AYUDARÁ A SABER DE QUÉ SE TRATA ESTE GRUPO.

 

Además, se les ofrece estos hipervínculos, donde ustedes se podrán informar sobre el origen y el propósito de la Misión Continental.

https://www.youtube.com/watch?v=DaDtw7gqaTk (Parte 1)

https://www.youtube.com/watch?v=adk35idPVZA (Parte 2)

 

 

Pueblo de Dios en Misión, Introducción

  

INDICE

 

INTRODUCCION GENERAL

Los “Qué” de Aparecida y de la Misión Continental y los

 “Cómo” de Pueblo de Dios en Misión en miras a la misión permanente parroquial. ………………………………………………………………………. 5

 

 

I.- El kerigma en PROCESO en 3 etapas y 12 pasos. …………………….. 15

 

 

II.- LOS EQUIPOS QUE SERAN CONVOCADOS Y ENVIADOS. ……… 33

 

III.- ESQUEMA de talleres y TIEMPOS SUGERIDOS durante el

proceso de los 12 pasos. ……………………………………………………… 43

 

 

IV.- ÚLTIMAS RECOMENDACIONES SI VAMOS A IMPLEMENTAR

EL PROCESO EN NUESTRAS PARROQUIAS. …………………………….. 47

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PRESENTACION

 

El estado permanente de misión, nos indica el Documento La Misión Continental para una Iglesia Misionera[1], “implica ardor interior y confianza plena en el Señor, como también continuidad, firmeza y constancia para llevar ‘nuestras naves mar adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las tormentas, seguros de que la Providencia de Dios nos deparará grandes sorpresas’ (DA 551)”. Esta ha sido la experiencia que hemos vivido como discípulos misioneros de Jesucristo un gran número de laicos y laicas, hermanos y hermanas de la vida consagrada, algunos diáconos y cada vez más presbíteros junto con nuestros Obispos. Somos testigos de las “grandes sorpresas” que la Providencia nos ha regalado desde que en el 2005, nuestro Arzobispo, Francisco Cardenal Robles Ortega pidiera al Departamento de Misiones iniciar un proyecto de misión permanente parroquial. Al iniciar no teníamos nada, pero nos pusimos en camino y como plan piloto iniciamos una experiencia en una zona pastoral. Desde que comenzamos, les aclarábamos a los párrocos que de aceptar entrar, haríamos juntos un camino confiando en la Providencia. Así nace y se desarrolla Pueblo de Dios en Misión.

 

El documento de la Misión Continental, luego de invitarnos a confiar en la Providencia de Dios, nos impulsa a tomarnos en serio este estado de misión permanente al puntualizar: “El mismo Espíritu despertará en nosotros la creatividad para encontrar formas diversas para acercarnos, incluso a los ambientes más difíciles[2]En esa misión todas las realidades de nuestra diócesis: -parroquias, comunidades religiosas, asociaciones y movimientos- se movilizaron, no solo para una misión al pueblo de Roma, sino también para ser ellas mismas <Pueblo de Dios en misión>, poniendo en práctica la feliz expresión de Juan Pablo II: ‘Parroquia, búscate a ti misma y encuéntrate fuera de ti misma’, es decir, en los lugares donde la gente vive”[3]. La idea de ser Pueblo de Dios en Misión en este mensaje de Benedicto XVI, tiene un doble significado: Por un lado, sugiere que todos los agentes de pastoral se integran en comunión, por otro lado, sugiere que la misión está en hacer que el Pueblo de Dios asuma su protagonismo. No es una misión <para> la diócesis, la parroquia o el sector, es la diócesis, la parroquia y el sector <en misión>. En esta idea, fue muy valiosa la metodología participativa que nos aportaron los Misioneros de Guadalupe, ya que en su propuesta de animación misionera, logran que la misma gente alejada del sector se integre en comisiones misioneras. Así, al ponernos en estado misión, aún y cuando no teníamos muchas cosas claras, el Espíritu nos fue despertando la creatividad para encontrar nuevas formas de acercarnos a los más alejados y marginados del Pueblo de Dios. Sabíamos que no podíamos depender siempre del el apoyo externo, por eso nos decidimos a impulsar un método propio.. Inspirados en las palabras que Benedicto XVI dice a la Asamblea Eclesial de la Diócesis de Roma cuando estaban por retomar la misión permanente, nosotros dimos nombre al proyecto. En aquella ocasión Su Santidad dijo:

 

Coincidiendo con la propuesta de misión permanente de nuestro Cardenal al impulsar este proyecto en Agosto del 2005, ese mismo año, en la Primea Asamblea Eclesial Diocesana se estructuran los objetivos y líneas del Plan de Pastoral Orgánica 2006-2010 en cuyo objetivo se nos pedía “impulsar a todos los sectores del Pueblo de Dios al seguimiento de Cristo… en comunión y participación… saliendo al encuentro de los alejados y marginados”. La indicación era clara, había que impulsar no solo una misión en la que se integrara todo el Pueblo de Dios en comunión y participación, sino además, este impulso había que hacerlo desde el seguimiento de Cristo. Por ello, en la siguiente zona pastoral y decanatos en los que se nos invitó, propusimos implementar una metodología inspirada en los pasos de la vida de Jesús, como de algún modo se hacía ya en el ITE[4], que era un centro diocesano de formación y espiritualidad misionera para jóvenes, cuyas etapas de formación estaban estructuradas según las etapas de la vida de Jesús. Así, en las siguientes parroquias en las que se nos invitó, continuamos un plan piloto pero ahora desarrollando una cristología misionera. La Providencia de Dios nos da una nueva sorpresa en el 2007 cuando se realiza el gran acontecimiento de Aparecida. Nos llegaron nuevas luces del Magisterio en esta perspectiva de un discipulado misionero inspirado en el seguimiento de Jesús.

 

Por ello, el documento de la Misión Continental al plantearnos lo antes expuesto sobre el sentido de la misión permanente también nos dice que “se trata de fortalecer la dimensión misionera de la Iglesia… esto conlleva la decisión de recorrer juntos un itinerario de conversión que nos lleve a ser discípulos misioneros de Jesucristo[5]. Eso es precisamente lo que hemos hecho: Confiando en la Providencia del Padre, hemos impulsado ya en más de 100 parroquias de nuestra Arquidiócesis, un discipulado misionero en 12 pasos que nos lleva a estructurar una misión permanente, pero se hace “recorriendo juntos el itinerario en 12 pasos. En cada decanato se forman equipos que estudian el proyecto y hacen juntos este itinerario de seguimiento para que el proceso se de desde su realidad concreta. Es la zona pastoral, el decanato, la parroquia y el sector <en misión> y no el equipo diocesano haciendo misión. Quien sigue los 12 pasos debe hacer en verdad, y no como un <simulacro>, la experiencia de seguimiento de Jesús en perspectiva misionera. Gracias a Dios se han producido muchos materiales que nos han ayudado muchísimo a despertar la conciencia y la acción misionera. El proceso no busca impulsar una misión “explosiva” y “exitosa”, busca convocar y capacitar discípulos con “mística de seguimiento de Jesús” que impulsados por el Espíritu y ayudados de la metodología evangélica, les impulse a planear ellos mismos los programas misioneros concretos.

 

Los materiales que estamos todavía desarrollando, son simplemente herramientas, pero en sí mismos no pueden funcionar. La misión, nos dice Aparecida, “no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo, de persona a persona y de comunidad a comunidad[6]. Una herramienta requiere gente que se ha capacitado para utilizarla y por supuesto utilizarla. Cómo la usamos y con que entusiasmo depende de cada uno de nosotros, por ello, este discipulado misionero no es una formula <mágica> que funciona por sí misma. ¡Es una herramienta! Por ello en el proceso se le debe invertir tiempo a la formación de los agentes tanto en el seguimiento de Cristo, como en la metodología misionera. Es de desear que cada diócesis, decanto o parroquia que se sirva de las herramientas que ofrecemos en cada etapa del proceso, vea estas herramientas como un subsidio, pero nunca como un proceso cerrado. La apertura al Espíritu ha marcado nuestro caminar y sólo en esa apertura, desde el seguimiento de Cristo y desde la confianza plena en la Providencia del Padre, seremos en pleno sentido “Pueblo de Dios en Misión”. Ese es de hecho el objetivo general de la Misión Continental que pide “abrirse al impulso del Espíritu Santo para promover la conciencia y la acción misionera permanente de los discípulos mediante la Misión Continental”.

 

El presente folleto es una introducción general a todo el proceso. A la primera leída o estudiada, habrá muchas cosas que no comprendamos, pero la mística del seguimiento nos pide dar un paso, luego otro y así, paso a paso comprenderemos lo que sigue. En esta introducción presentamos como justificación del proyecto los “qué” de Aparecida y de la Misión Continental y los “cómo” de Pueblo de Dios en Misión (PDM), es decir, presentamos qué es lo que se nos pide Aparecida y la MC y luego explicamos cómo responde a esto PDM; luego presentamos una reflexión de lo que entendemos por kerigma en proceso que ofrecemos una semblanza de los 12 pasos enmarcados en tres grandes etapas; seguimos inmediatamente presentando los “equipos” que se van convocando en las etapas y los pasos; luego, haremos una sugerencia sobre posibles tiempos para programar el proceso de los 12 pasos y finalmente hacemos algunas recomendaciones practicas si se va a implementar el método y el proceso.

 

El proyecto Pueblo de Dios en Misión es el modo concreto como la misión permanente se encarnó en nuestra realidad diocesana, allí nace el método. Ahora, al haber caminado ya casi cuatro años, hemos retomado el método, lo sacamos del proyecto y lo ofrecemos a ustedes para que ayudados del método, hagan su propio proyecto. Al compartirles esta experiencia que como discípulos misioneros hemos vivido, nos ponemos a sus órdenes y ayudados de la experiencia de ustedes, los que inicien este proceso, esperamos enriquecer el método y la reflexión de los pasos y así podamos mejorar la propuesta. Lo que si les pedimos encarecidamente, no mutilemos el proceso cayendo en la tentación de hacer una misión “light”. La tentación de tomar un tema de aquí, otro de allá, para solucionar una urgencia no nos llevará a una misión permanente que impulse un verdadero discipulado misionero. El seguimiento de Jesús implica hacer un proceso, una camino, paso a paso.

Atte.

 

Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán

Director Diocesano de Misiones.

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCION GENERAL

 

Los “Qué” de Aparecida y de la Misión Continental

 

 

 

 

 

 

 

y los “Cómo” de Pueblo de Dios en Misión en miras a la misión permanente parroquial.

 

 

 

 

Cuando hablamos de “misión” y más aún de Misión Permanente podemos entender muchas cosas diversas, pues cada uno de nosotros ha nacido y vivido en una cultura pastoral diversa. Por cultura pastoral entendemos el modo como comprendemos la misión de la Iglesia, desde los conceptos hasta las acciones pastorales y su estructuración. Es importante que antes de hablar de “misión permanente” aclaremos lo que Aparecida y el documento de la Misión Continental nos están pidiendo cuando hablan de “misión permanente”, pues de otro modo, si cada quien entendemos algo diferente, nos pondremos a trabajar, sí, pero haciendo quizá algo que no es lo que se nos pidió. Cuando hablamos de los “qué” de Aparecida y de la MC nos referimos concretamente a saber lo que se nos pide: ¿Qué debemos hacer? Cuando hablamos de los “cómo”, pensamos en las formas concretas para realizar aquello que nos piden: ¿Cómo lo vamos a lograr? Si entendemos bien “qué es la misión permanente” como la entiende Aparecida y de la MC, entonces será más fácil descubrir “cómo impulsarla”.

 

Pueblo de Dios en Misión es un proyecto con un proceso y con un método concretos que nos pueden ayudar a impulsar la misión permanente. Intentaremos ahora explicar lo que entendemos por el “qué” de la misión permanente y explicaremos además el “como” PDM puede, si se toma como propuesta, nos facilitará impulsar la misión permanente. De Aparecida hay muchas orientaciones que por el momento no podemos retomar totalmente, nos centraremos en orientaciones generales que atraviesan el documento de principio a fin y concretamente retomaremos algunas orientaciones que justifiquen la propuesta de PDM. De la MC nos centraremos principalmente en sus objetivos general y específicos que de algún modo nos dan una visión de los elementos básicos que debe considerar la misión permanente. La propuesta de PDM no agota toda la idea y propuesta de la MC, se limita, al menos en este momento, a ser una propuesta de “misión permanente PARROQUIAL”. Presentamos ahora, a manera introductoria los “qué” de Aparecida y la MC y los “como” de Pueblo de Dios en Misión. En el desarrollo de los siguientes capítulos se esclarecerá más lo que ahora presentamos de forma más general.

 

1.- Se necesita un Discipulado Misionero, que impulse y sostenga la misión permanente.

 

Desde la misma introducción, Aparecida nos aclara lo que la V Conferencia se propone: “recordar también a los fieles de este Continente que, en virtud del Bautismo, están llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo” (Nº 10). Luego, cuando se manifiesta el compromiso asumido de la misión en todo el continente, se nos explica hacia donde se orienta la misión: “Convertir a cada creyente en un discípulo misionero” (Nº 362). El gran reto de Aparecida no es sólo hacer una misión en donde todos los que ya estamos <dentro>, salgamos a buscar a los de afuera. Se trata además de consolidar un discipulado misionero que como estructura pastoral impulse la misión y de acogida en la comunidad eclesial a los que se acerquen. La misión “será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir de manera especial, en la búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo” (Mensaje final). A ellos hay que recordarles que en virtud del bautismo están llamados junto con nosotros, a ser discípulos misioneros.

El objetivo general de la Misión Continental en esta misma sintonía pide: “Abrirse al impulso del Espíritu Santo para promover la conciencia y la acción misionera permanente mediante la Misión Continental”.

 

Por tanto, el estado permanente de misión conlleva la decisión de recorrer juntos un itinerario de conversión que nos lleve a ser discípulos misioneros de Jesucristo” (Cap I, Nº 3). Esto es un “discipulado misionero” que implica que no sólo haremos actividades para acercar a la gente alejada, sino que debemos ofrecernos a nosotros mismos y a ellos, actividades formativas en clave de discipulado que nos permitan convertirnos y convertir a cada creyente en un discípulo misionero. A los sectores no sólo vamos a hacer misión, sino a convocar y formar discípulos.

 

Tan importante es en la propuesta de la MC la idea del discipulado como motor de la misión, que nos sugiere que las dos primeras etapas, antes de salir a los sectores alejados, estén orientadas a los “agentes pastorales y evangelizadores” (Etapa 1) y a los “grupos prioritarios”. Ambos destinatarios a los que debe orientarse la misión en sus dos primeras etapas incluyen a todos los agentes y a todos los “cercanos” que forman los grupos, áreas, movimientos, etc. Desafortunadamente nuestra cultura pastoral que a veces se enfoca en “eventos” que juntan a muchos rápido (pero que no dejen mucho a casi nadie), hace que los agentes de pastoral, comenzando por los párrocos y nuestros laicos más comprometidos, queramos hacer rápido una misión intensiva y vistosa. Jesús en su encarnación dedicó mucho tiempo a “acerarse” y preparar la misión, en el desierto venció la tentación que el diablo le ofrecía de un método rápido que abarcara mucho y rápido: “Si te arrodillas y me adoras te daré todos los reinos”. ¿Cómo evitar esta tentación de implementar un método de inspiración diabólica en el que nos mueve el éxito y no la búsqueda de las ovejas perdidas? ¿Cómo impulsar un método misionero más evangélico que nos ayude a construir sobre roca?

 

El objetivo general de Pueblo de Dios en Misión en sintonía con Aparecida y la Misión Continental es:

 

“Ofrecer a los agentes de pastoral de las parroquias un proceso de DICIPULADO MISIONERO inspirado en los pasos de la misión de Jesús, que mediante herramientas prácticas les ayude a convocar y capacitar equipos misioneros que en comunión y participación con los alejados y marginados vivan y anuncien la Buena Nueva en los sectores”.

 

Tratando de responder a este objetivo de ofrecer un discipulado misionero a los mismos agentes pastorales, proponemos un proceso para generar en las parroquias un itinerario de discipulado misionero permanente partiendo de 3 etapas y 12 pasos inspirados en las etapas y pasos de la vida de Jesús mediante los cuales preparó la misión, la realizó y la consolidó mediante estructuras permanentes.

 

2.- El kerigma, un Encuentro Personal y Comunitario con Cristo como base del discipulado misionero.

 

El “reto fundamental que afrontamos”, nos dice Aparecida, es “mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos misioneros que… comuniquen por doquier el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otra dicha, ni otra prioridad” (Nº 14).

El discipulado misionero desde la perspectiva de Aparecida está orientado, al menos en sus inicios o en sus bases, a impulsar una misión permanente que facilite el encuentro con Cristo (misión con un tinte kerigmático).

No puede haber discipulado sin encuentro personal y un encuentro sin una propuesta de discipulado que facilite el encuentro comunitario con Cristo sería una experiencia kerigmática aislada como muchas veces las ofrecemos. El primer anuncio en Aparecida recobra su sentido comunitario cuando lo hacemos como lo hizo Jesús: “Cristo nos da el método… Jesús invitó a todos a su seguimiento… los introdujo en los misterios del Reino de Dios y, después… los envió” (Nº 276).

El primer anuncio es una llamada a un discipulado misionero para los cercanos y alejados que encuentran a Jesús. Pero además, Aparecida nos da una nueva luz en torno al kerigma cuando nos dice que éste, “no es sólo una etapa, sino el hilo conductor de un proceso” (DA 278 a).

El anuncio kerigmático se prolonga cuando el discípulo sigue al Maestro y escucha de Él la Buena Nueva y es introducido en los misterios del Reino.

 

Por ello, en continuidad con esta propuesta de Aparecida, la Misión Continental en su

primer objetivo específico nos pide precisamente “fomentar una formación kerigmática, integral y permanente que, siguiendo las orientaciones de Aparecida, impulse una espiritualidad de la acción misionera, teniendo como eje, la vida plena en Cristo”.

 

Para lograr este objetivo, el mismo discipulado misionero ofrecido a los agentes pastorales y sus grupos en las etapas 1 y 2, es ofrecido también, a las personas alejadas de los diferentes sectores de la sociedad y de los sectores territoriales en las etapas 3 y 4. Sin embargo, al proponer las etapas, la MC ubica como destinatarios de las cuatro etapas a todos: Agentes de pastoral, gente de grupos y alejados. Por tanto, la formación kerigmática es tanto para los agentes como para los destinatarios, lo que implica que el kerigma tanto en su contenido, como en su metodología, es la base de la acción misionera en todas sus etapas.

Nos capacitamos al recibirlo y lo recibimos cuando lo damos: “Es necesario tener en cuenta que el discípulo se forma para la misión y, a la vez, la misión forma al discípulo” (Cap III, Nº 3). En esta sintonía, cuando el documento MC habla del itinerario de la misión, nos indica que la estructuración de las etapas puede seguir los criterios de simultaneidad (pueden sobreponerse), la flexibilidad (según circunstancias locales) e irradiación (se sustentan unas a otras)” (Cap III Nº 2).

El discipulado y la misión son permanentes para todos y en todos los momentos y éste debe facilitar el encuentro personal y comunitario con Cristo mediante una formación kerigmática en la idea de primer anuncio como la propone Aparecida: Comunitario y en proceso. ¿Es nuestro modelo de kerigma que ofrecemos un modelo en esta perspectiva? ¿Se limita a una serie de temas? ¿Nuestros grupos y movimientos kerigmáticos ofrecen una propuesta de discipulado misionero?

 

Los 12 pasos del método de Pueblo de Dios en Misión, tanto en sus contenidos como en sus tareas, pretenden ser, no sin limitaciones, un itinerario de primer anuncio de Jesús para cercanos alejados y por tanto, una formación kerigmática. En los talleres, encuentros y tareas de cada uno de los 12 pasos se nos invita a encontrarnos con Jesús y seguirlo. Los talleres y sus reflexiones inspiradas y basadas en el Evangelio, están justificadas e iluminadas por textos muy fascinantes de Aparecida y del libro Jesús de Nazaret de Benedicto XVI.

 


 

Es una cristología sencilla en lenguaje kerigmático que se ofrece a los agentes (cercanos) y a los destinatarios (alejados). Los documentos, sus reflexiones y sus tareas misioneras suscitan, según hemos visto, tanto en presbíteros, laicos y consagrados (agentes pastorales), como en los laicos alejados, alegría y entusiasmo por seguir a Jesús.

 

En el proceso buscamos integrar el kerigma de Jesús o kerigma del Reino que nos invita a encontrar a la Persona de Jesús, conocerlo, escucharlo y seguirlo y el kerigma de los Apóstoles que nos invita a un encuentro con Jesús vivo en la Iglesia. Durante todo el proceso se integran ambos anuncios como nos indicaba ya Juan Pablo II en Redemptoris Missio: “Los dos anuncios se complementan y se iluminan entre sí” (Nº 16).

 

 

3.- El Itinerario Formativo Kerigmático tiene un método: RECOMENZAR DESDE CRISTO para generar ATRACCION.

 

Cuando Aparecida nos plantea el proceso de formación de los discípulos misioneros y su itinerario, se nos dice que “El Señor despertaba las aspiraciones profundas de sus discípulos y los atraía hacia sí llenos de asombro. El seguimiento es fruto de la fascinación” (Nº 277). En este sentido el anuncio kerigmático debe partir del primer anuncio de la Persona de Jesús en clave de seguimiento: “La naturaleza misma del cristianismo consiste, por lo tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo. Ésa fue la hermosa experiencia de aquellos primeros discípulos que, encontrando a Jesús, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo cómo los trataba” (Nº 244). Si el primer anuncio parte tanto en su contenido como en su metodología de la persona misma de Jesús, éste anuncio se vuelve atractivo. Si el kerigma no es atractivo, entonces nos podemos preguntar si estamos anunciando a Jesús en su Persona como el Padre “a su imagen y semejanza” nos lo ha revelado en los evangelios, o si estamos mostrando a un “Jesús a nuestra imagen y semejanza” que nos hemos hecho a la medida de nuestras necesidades. Para recomenzar desde Cristo hay que retomar el contenido de primer anuncio desde los evangelios, por ello cuando Aparecida nos plantea la propuesta de la misión permanente nos sugiere además que hay que “desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo” (Nº 362). Hemos desarrollado la dimensión moral, la dimensión doctrinal, su vida de oración, pero a la dimensión misionera quizá le falte mucho por ser profundizada y hay que incluirla en un discipulado misionero kerigmático. Esto implica volver al Evangelio y paso a paso de sus vida, seguirlo para aprender su mística y metodología misionera.

 

Por ello, el segundo objetivo específico de la Misión Continental nos pide: “Promover una profunda conversión personal y pastoral de todos los agentes pastorales y evangelizadores, para que, con actitud de discípulos, todos podamos recomenzar desde Cristo una vida nueva en el Espíritu inserta en la comunidad eclesial”.

 

Cuando el documento en el documento de la MC se nos habla de la naturaleza y finalidad de la misión, se retoma el tema de la atracción y se nos indica que “la misión nos lleva a vivir el encuentro con Jesús como un dinamismo de conversión personal, pastoral y eclesial capaz de … atraer a quienes han abandonado la Iglesia, a quienes están alejados…” (Cap I, Nº 2). Y en este mismo número se nos aclara que se trata de “recomenzar desde Cristo”. La conversión pastoral es entendida como un recomenzar desde Cristo para todos nosotros. Luego se nos indica la metodología para lograrlo: “recorriendo junto a Él un camino de maduración que nos capacite para ir al encuentro de toda persona, hablando el lenguaje cercano del testimonio, de la fraternidad, de la solidaridad”. Ahora bien, este recomenzar desde Cristo no es sólo para los agentes pastorales y evangelizadores, pues se nos aclara que “todos los bautizados estamos llamados a recomenzar desde Cristo, a reconocer y seguir su Presencia con el mismo realismo y novedad, el mismo poder de afecto, persuasión y esperanza, que tuvo su encuentro con los primeros discípulos a las orillas del Jordán, hace 2000 años” (Cap II, Nº a). La conversión de los agentes en este sentido, abre automáticamente las puertas de un discipulado misionero kerigmático para los alejados y para todos los bautizados.

 

Cada uno de los 12 pasos del proceso de Pueblo de Dios en Misión pretenden llevarnos, si los asumimos en proceso, a poder recomenzar desde Cristo, mirando al Maestro y aprender su método misionero impreso en los Evangelios desde el inicio de su vida y misión, hasta Pentecostés. El discipulado misionero además de contenido (Cristología), tiene también una metodología misionera. En cada paso la mística misionera nos ayuda a redescubrir la pedagogía evangélica de Jesús.

 

Hemos tratado de desarrollar la pedagogía divina o evangélica que los mismos evangelios nos muestran en cada etapa de la vida de Jesús. Seguir a Jesús como discípulos misioneros suyos no implica sólo enseñar lo que Él enseñó y hacer lo que Él hizo. Hay que enseñar como Él enseñó y hacer las cosas como Él las hizo. En cada uno 12 pasos buscamos, buscamos reflexionar e impulsar la metodología evangélica que utilizó el mismo Jesús.

 

Así cada paso tiene un contenido de anuncio kerigmático donde seguimos a Jesús como discípulos y una metodología propia para ser enviados por Jesús como misioneros.

 

4.- La COMUNION fuerza indispensable para Estructurar un discipulado misionero que atraiga a los alejados.

 

El documento de Aparecida nos enseña que “La Iglesia crece no por proselitismo sino por ‘atracción’: como Cristo ‘atrae todo a sí’ con la fuerza de su amor. La Iglesia ‘atrae’ cuando vive la comunión” (Nº 159). Aparecida nos indica además que “no hay discipulado sin comunión” (Nº 156). Pero la comunión se concretiza en diferentes formas y por ello nos aclara que “entre las comunidades eclesiales, en las que viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo, sobresalen las parroquias. Ellas son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial” (Nº 170). Además se nos indica que la renovación misionera de las parroquias “exige reformular sus estructuras para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros se sientan y sean realmente discípulos misioneros de Jesucristo en comunión. Desde la parroquia hay que anunciar lo que Jesús hizo y enseñó mientras estuvo con nosotros. Su Persona y su obra son la Buena Noticia” (Nº 172). La parroquia, como nos pide Aparecida, debe ofrecer un discipulado misionero que capacite a todos sus miembros para que hagan el primer anuncio de Jesús, sí, pero además debe ofrecer un modelo de estructuración que articule en comunión a todos sus miembros para impulsar una misión permanente en comunión.

 

El tercer objetivo particular de la Misión Continental nos pide: “Lograr que las comunidades, organizaciones y movimientos eclesiales se pongan en estado de misión permanente, a fin de llegar hasta los sectores más alejados de la Iglesia, a los indiferentes y a los no creyentes”.

 

Por ello cuando el documento MC nos habla de la parroquia como lugar de comunión (Cap II, Nº 8), retoma la indicación de Aparecida de “reformular sus estructuras para que sea una red de comunidades y grupos capaces de articularse” y a su vez indica, partiendo también de Aparecida que “la renovación misionera de las parroquias… plantea la creación de nuevas estructuras pastorales” (DA 173). Las actuales estructuras renovadas o las nuevas que se vayan a crear, deben facilitar el discipulado misionero que articule la acción de los grupos y agentes en comunión desde la parroquia, para facilitar la misión permanente. Lo que queda por discernir en el camino que vayamos haciendo es por un lado, qué estructuras hay que cambiar y cuáles hay que crear para sostener la misión. Por otro lado, hay que discernir cuál es el papel en la misión de quienes ya tienen un carisma evangelizador muy concreto en la pastoral. ¿Todos vamos a salir? ¿Qué tanto? Si no nos detenemos a plantearnos en serio la propuesta y todos salimos a misión, lo que obtendremos será un <caos pastoral> que más que dar testimonio de comunión, será un mal testimonio de división.

 

Para fomentar la comunión, el proceso de los 12 pasos de Pueblo de Dios en Misión se hace mediante la convocatoria y capacitación de equipos de animación misionera que promueven en los sectores una nueva estructura de organización, pero que es impulsada desde las estructuras diocesanas y parroquiales ya existentes. Así, en el discipulado se van renovando las estructuras actuales, pero de manera paulatina, al mismo tiempo que en la misión que hacemos, van surgiendo automática o mejor dicho, providencialmente, nuevas estructuras ya que el Espíritu en proceso hace surgir muchas ideas nuevas que respondan a los desafíos que la misma misión nos presenta.

 

Para cada etapa y pasos del proceso, se convoca y capacita un equipo eclesial (presbíteros, laicos, consagrados) que lo acompañan. Éste se capacita y convoca a otro equipo que a su vez se capacita y convoca a otro equipo. El proceso se hace de menos a más, de pocos a muchos. No tiene sentido convocar si no ofrecemos una formación a los que convocamos.

 

Por ello, convocamos, acompañamos y luego enviamos a convocar, formar y acompañar a otro equipo que a su vez será enviado en esta misma perspectiva. Esto además permite a la parroquia ir creando poco a poco nuevas estructuras, sí, pero sin violentar las ya existentes.

 

Este dinamismo de menos a más no exige a la parroquia violentar las estructuras de un día para otro. La misión misma nos va sugiriendo un cambio de estructuras que generen comunión y que al mismo tiempo integren carismas y ministerios diversos. Este mismo modelo que en una primera vuelta se maneja a nivel decanal en su primera etapa, tiene el objetivo de generar comunión interparroquial ya que al llevar los talleres en común, no sólo se facilita el trabajo de preparación, sino que además se enriquece la planeación con más ideas de todos. En una segunda vuelta del proceso, los 12 pasos pueden vivirse a nivel parroquial.

 

 

5.- Las Estructuras Nuevas que estén al servicio de la vida y articuladas desde la situación de vida las personas.                Ü

 

Cuando Aparecida nos plantea el discipulado misionero para facilitar el encuentro personal y comunitario con Cristo, nos aclara que “ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos… como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas de vida nueva” (nº 11). 

 

En la tercera parte del documento se nos explica a dónde debe conducir el anuncio kerigmático: “El anuncio del kerigma invita a tomar conciencia de ese amor vivificador de Dios que ofrece Cristo muerto y resucitado” (Nº 348).

 

Luego nos invita a mirar a Jesús y nos explica como se comunica esa vida: “Jesús, el Buen Pastor, quiere comunicarnos vida y ponerse al servicio de la vida. Lo vemos cuando se acerca al ciego del camino, dignifica a la samaritana, cuando sana a los enfermosEn su Reino de vida incluye a todos” (Nº 353).

 

El discipulado misionero, según las orientaciones de Aparecida, debe incluir a todos los sectores de personas alejadas y marginadas: Los que viven en la calle, migrantes, enfermos, adictos, presos, (Cfr Nº 407- 430) y los sectores de personas por edades: “Matrimonio y familia, niños, adolescentes, jóvenes y ancianos (Cfr Nº 431-450). ¿Cómo estructurar un discipulado misionero que los incluya y que genere comunión? ¿Qué pasaría en la parroquia si cada grupo o área sale de misión por su lado sin un proyecto común?

 

El cuarto objetivo particular de la Misión Continental nos pide:

 

Comunicar que la vida plena en Cristo es un don y un servicio que se ofrece a la sociedad y a las personas que la componen para que puedan crecer y superar sus dolores y conflictos con un profundo sentido de humanidad“.

 

Para lograr este objetivo, las estructuras nuevas que impulsen la misión deben incluir a las pastorales orientadas a “los diversos sectores de la sociedad. Nombramos algunos a manera de ejemplo: Académicos -Educadores y mundo de la educación – Jóvenes - Empresarios y trabajadores - Comunicadores y todo el ámbito virtual – Políticos - Mundo castrense y policial - Mundo de la salud - Mundo carcelario” (MC Cap III, Nº 3). Si la misión toma este giro, entonces la renovación de las estructuras y el dinamismo misionero que se nos pide debe por tanto articular las pastorales orientadas a situaciones de las personas (enfermos, presos, estudiantes, obreros, etc), a las situaciones de vida familiar (niños, jóvenes, adultos, adultos mayores); pero además, se debe articular a las áreas básicas de pastoral que integran grupos y personas desde la dimensión de la fe a la que sirven por carisma (social, litúrgica y profética). ¿Cómo lograr la articulación en un proyecto común que integre los diferentes carismas y situaciones de vida? ¿Hay algún modelo sencillo y operativo ya?

 

En el proceso de Pueblo de Dios en Misión el Espíritu nos ha llevado a articular las dimensiones básicas de la fe con las situaciones de las personas en un proyecto común en programas diversos. Esta propuesta de articulación se ve con profundidad en el proceso, por ahora nos limitamos a tratar de describirla brevemente:

 


 

Así desde la primera etapa son las situaciones específicas de los alejados y marginados las que nos marcan el programa misionero. Si los incluimos en los equipos, ellos mismos serán quienes en el camino nos ayudarán a planear las actividades que realmente respondan a su situación. Sin embargo, para iniciar el acercamiento ofrecemos el kerigma.

 

En la segunda etapa, en el 5º paso se busca impulsar un programa misionero kerigmático que integre actividades sociales, litúrgicas y proféticas para facilitar en los sectores el encuentro con Cristo vivo en el hermano, en la liturgia y en la Palabra. Además, la Buena Nueva es que las actividades en esta triple dimensión, a veces tan complicadas de alcanzar para muchos, se ofrecen de manera sencilla y accesible a todos en los sectores.

 

Pero lo que más impacta como Buena Nueva es que en estas actividades se incluyen a todos activamente porque los alejados son convocados a participar activamente en comisiones. Promovemos así esta dimensión misionera de la fe en todo bautizado y creemos que la misión es un cuarto lugar de encuentro con Cristo pues Él así lo prometió. Además para la organización de la misión en sectores, una vez que se han incluido a los sectores de personas alejadas en los equipos misioneros, nos organizamos por el esquema familiar, por edades.

 

La estructuración en este modelo, que creemos es el que utilizó la Acción Católica con muchos frutos, mismo que proponemos para la misión en sectores, no se hace desde las ideas (dimensiones de la fe), se hace desde las situaciones de las personas que integran las tres dimensiones básicas de la fe mediante una proyección misionera. La misión en sectores desde este modelo de estructuración facilita que la familia en comunión impulse la misión.

 

Los equipos están integrados por niños, jóvenes, adultos, adultos mayores.

 

Esperemos que el Espíritu del Señor nos siga impulsando mar adentro, si ya la providencia del Padre nos ha deparado grandes sorpresas, sabemos que si nos ponemos en verdad en camino de seguimiento de Jesús, podremos ser Pueblo de Dios en Misión permanente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I.- El kerigma

en PROCESO

 

 

 

 

 

 

 

 

en 3 etapas

y 12 pasos.

 

 

El itinerario formativo del discipulado misionero en 12 pasos que proponemos, no agota, ni la enseñanza de Jesús, ni su metodología, además el número de 12 no es un número cerrado, pues se puede desarrollar la dimensión misionera de su vida en más pasos. Hemos limitado el número a 12 para que el proceso no se sienta ni muy corto ni muy largo. Los 12 pasos los ubicamos en tres grandes etapas que corresponden a tres etapas de la vida de Jesús en relación a su misión. Explicaremos ahora cada una de ellas al mismo tiempo que explicaremos a grandes rasgos la idea del kerigma en proceso que ofrecemos en el desarrollo de los 12 pasos. Sin embargo, será hasta que estudiemos cada uno de los pasos, cuando se esclarecerán los detalles concretos de cada uno y será hasta que demos los pasos en una actitud de seguimiento de Jesús cuando su promesa se haga realidad: “El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que yo les he dicho” (Jn 14, 26). De hecho, al dar los pasos, el Señor nos dará nuevas luces que nos guiarán en el camino. Presentamos ahora las etapas del proceso y cómo en cada una de ellas se va desarrollando el kerigma en proceso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1ª Etapa: INICIO DEL DISCIPULADO (pasos 1 al 4).

 

Objetivo de esta etapa:

 

“Que el equipo PRECURSOR y el equipo de los 4 vivan e impulsen respectivamente, un discipulado inicial inspirado en la vida y misión de Jesús, que provoque en ellos mismos una conversión pastoral y además les capacite para diseñar un programa kerigmático de DISCIPULADO MISIONERO que se ofrecerá al equipo de los 12 en la siguiete etapa”.

 

 

1.- El inicio al discipulado como primera etapa de la vida de Jesús.

 

La primera etapa que el mismo Jesús vive antes de la misión, fue una experiencia de discipulado. ¿Jesús fue un discípulo? Claro que lo fue, así lo atestiguan los evangelios al decirnos que “Jesús crecía en saber, estatura y gracia, ante Dios y ante los hombres” (Lc 2, 52). Desde los 12 años sentía ya el deseo intenso de estar en las cosas de su Padre (Cfr Lc 2, 49) que no es todavía la misión, sino el deseo de vivir un discipulado más intenso. En su viaje a Jerusalén, se les pierde el niño Jesús a José y María y lo encuentran en el Templo como un discípulo entre los doctores de la Ley “escuchándolos y haciéndoles preguntas” (Lc 2, 46). Esa actitud de Jesús de “escuchar y hacer preguntas” es la que todo aquel que desee impulsar el discipulado misionero permanente debe tomar. Si queremos que la misión permanente crezca en estatura (extensión), en saber (comprensión) y en (gracia) que sea un nuevo Pentecostés, antes debemos dedicar tiempo suficiente a comprender el sentido de la misión en una actitud de discípulos, tanto el equipo PRECURSOR que deberá estudiar el proyecto, como el mismo equipo de los 4 que durante esta primera etapa recibirá los talleres de los primeros cuatro pasos. Hay que invertirle tiempo a formarnos como discípulos y eso se logra “escuchando y preguntando”. ¿Cuánto tiempo durará esta primera etapa? Lo que sea necesario, hay que orar y buscar la voluntad del Padre y si nos detiene para no arrancar tan rápido, como Jesús discípulo, habrá que “regresar” y “obedecer” (Cfr Lc 2, 51) hasta que llegue la hora.

 

2.- El discipulado inicial como formación kerigmática.

 

No podemos lanzarnos de misión en sectores (segunda etapa) sin antes un discipulado inicial previo. Decimos inicial pues de ese modo se indica que el discipulado no termina aún estando en la misión. Jesús de niño aprendió a ser discípulo, pero lo seguirá siendo aún en la misión. Así da testimonio Él mismo: “El Hijo no hace nada por su cuenta si no lo ve hacer al Padre” (Jn 5, 19). Si el discípulo, en la perspectiva bíblica, es aquél que aprende una enseñanza, un modo de vivir de acuerdo a ésta y un modo de trasmitir lo que vive, entonces podemos decir que Jesús es un discípulo del Padre. Ahora bien, la formación que el Padre da a su hijo, parte de la proclamación pública y directa de cuánto lo ama “tu eres es mi Hijo amado, mi predilecto”, pero este anuncio de su amor va acompañado de hechos. Así da testimonio el mismo Jesús: “porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace” (Jn 5, 20). Podemos decir además que Jesús vive un discipulado donde el Padre lo forma kerigmáticamente pues le anuncia su amor y le enseña cómo trasmitir ese amor a los demás.

 

3.- Semblanza y mística de los pasos 1 al 4.

 

El documento de Aparecida nos dice que “desde las parroquias hay que anunciar lo que Jesús hizo y enseñó mientras estuvo con nosotros” (DA 172). En esta primera etapa todavía no nos lanzamos a predicar a los sectores y a organizar muchas actividades, vamos a hacer y a enseñar con hechos lo que Jesús hizo en esta etapa:

 

Paso 1.- De Belén a Nazareth: Encarnación – realidad.

 


 

Para Jesús, es el momento de acercamiento a la realidad humana. Antes de la misión, Jesús vivió 30 años mirando la realidad del pueblo alejado y marginado y las causas reales de su alejamiento.

 

En este paso proponemos una capacitación que nos ayude a ver a los alejados y marginados con la mirada de Jesús y hacer como tarea misionera, un acercamiento y análisis de la realidad para descubrir quiénes son en nuestras parroquias los alejados y marginados.

 

Paso 2.- De Nazareth al Jordán y al desierto: Identidad - discernimiento.

 

La realidad que Jesús ha visto y analizado durante 30 años le mueve a la misión, pero antes, en el río Jordán, al ponerse en la fila con los alejados y marginados, en su bautismo, será fortalecido en su identidad de Hijo amado y enviado.

 

 

Luego será conducido por el Espíritu al desierto para discernir las tentaciones que el diablo le ofrece de un método fácil, desde el éxito, la fama y el poder humanos. Jesús prefiere la limitación, lo pequeño y la pobreza como camino misionero que le mantenga en la mística de la encarnación.

 

En el proceso, queremos antes de programar una misión, irnos a un Retiro a fortalecer nuestra identidad de hijos de Dios amados y enviados por el bautismo. Nos llevamos la tarea de estudiar las tentaciones pastorales de la misión de Jesús que nos ayuden a reflexionar cuál es el método que siguió Jesús inspirado en la Palabra de Dios y evitar buscar en la misión caminos equivocados.

 

 

 

 

Paso 3.- La Sinagoga de Nazareth: Las opciones y el programa.

 


 

En el desierto Jesús ha hecho un discernimiento y ha decidido no abarcar todo, su limitación le obliga a optar y a priorizar cuáles son las situaciones de a alejamiento y marginación analizadas que son más urgentes atender. En la Sinagoga de Nazareth, Jesús ungido por el Espíritu anuncia sus opciones pastorales y las actividades que le llevarán a hacer realidad sus opciones.

Jesús anuncia kerigmáticamente su programa misionero. Es kerigmático porque responde a la realidad de alejamiento y marginación y porque brota y se inspira en la Palabra de Dios.

 

En el proceso misionero, es el tiempo de priorizar la realidad analizada y programar las actividades de misioneras. En este paso, ayudados de una herramienta donde analizamos las actividades del programa Jesús en Galilea elaboramos, en comunión con los grupos y áreas de la parroquia, un programa de actividades misioneras articulado por edades o situaciones de las personas. El programa de actividades es Buena Nueva, porque en la perspectiva del Reino, integra actividades desde las cuatro dimensiones de la fe (profética, litúrgica, social y misionera) y las ofrece de manera sencilla y accesible a los alejados y marginados.

 

Además, en este paso, estudiamos cómo presentó Jesús públicamente su programa en la Sinagoga y desde esa misma metodología de la presentación, planeamos nuestra presentación kerigmatica del programa en nuestras parroquias, misma que se llevará a cabo al concluir esta etapa y que busca ser una convocatoria para integrar el equipo de los 12.

 

Paso 4.- Por las orillas del lago de Galilea: La convocatoria.

 

Jesús ha priorizado y programado, pero aún así, la realidad y necesidad del pueblo es muy grande y por eso convoca un equipo que le ayude a llevar a cabo su programa misionero. En este equipo al que llamos equipo de los 12, Jesús incluye no sólo a los que <esperan la salvación>, sino a gente alejada y marginada como Mateo y se abre a la participación de más gente como Magdalena y las otras mujeres que los acompañaban.

 

En este paso definimos, inspirados en la metodología para convocar que nos sugiere el Evangelio, tanto el perfil del equipo misionero, como la estrategia para convocar al equipo de los 12, en el que se incluyen las personas de las realidades de alejamiento y marginación priorizadas. Este paso concluye cuando cada parroquia tiene claro su programa de atividades, su organigrama de funciones y las personas que serán convocadas para una comisión concreta.

 

Una ves que se tiene todo esto claro, el equipo PRECURSOR y el equipo de los 4, hacen una PRESENTACION KERIGMATICA en cada parroquia, en un momento festivo y celebrativo. Allí se comparte la ralidad analizada, la identidad de discipulos misioneros de Jesús, las opciones pastorales, el programa de DISCIPULADO MISIONERO que ofrecemos con fechas y lugares y finalmente, se presenta el perfil del equipo de los 12 que estamos convocando y se hace un llamado. Esta presentación kerigmática con su programa de actividades se entrega por escrito y se invita a la gente que asiste a anotarse. Luego, se completa el equipo de los 12 saliendo a caminar y a llamar de persona

a persona al resto del equipo. ¿No es esta una Buena Nueva?

 

 

 

 

 

2ª Etapa: INICIO DE LA MISION (pasos 5 y 6).

 

Objetivo de esta etapa:

 

“Convocar al equipo de los 12 mediante un DISCIPULADO que les ayude a programar e impulsar una MISION inicial en la que el equipo de los 72 integrado con “gente de los sectores”, sea capacitado para participar en comisiones sencillas y reciban a su vez, un anuncio atractivo de Jesús que les anime a formar pequeñas comunidades de discípulos misioneros en las casas del sector”.

 

 

1.- La proclamación de la Buena Nueva de manera intensiva.

 

Los primeros cuatro pasos nos sirvieron para poner las bases de la misión: Realidad, identidad, opciones-programa y equipo que integra alejados; pero también nos sirvieron para dar testimonio como parroquia, con hechos, del amor de Dios por los alejados y marginados. Ahora bien, aunque con estos hechos estamos ya dando un testimonio inicial, nos enseñó el Papa Pablo VI que “el más hermoso testimonio se revelará a la larga impotente, si no es esclarecido, justificado, explicitado, por un anuncio claro e inequívoco del Señor Jesús” (EN 232). Por ello en esta etapa, el anuncio del kerigma es lo que centrará nuestra formación y misión. La palabra kerigma proviene de una palabra griega que significa proclamar y en la Iglesia, al primer anuncio o proclamación de la Buena Nueva le llamamos “kerigma”. El objetivo del anuncio kerigmático es invitar a las personas a encontrarse con Jesús y a seguirlo. El kerigma es el primer anuncio de Jesús a los que no le conocen. Si la misión está orientada a los alejados y a los que poco o nada conocen a Jesucristo, por tanto el primer anuncio, el Kerigma se vuelve esencial en la misión.

 

Ahora bien, ese anuncio que debemos hacer del Señor Jesús, debe ser claro e inequívoco. La palabra inequívoco significa “que no admite duda o equivocación[7]. En la práctica el anuncio que hacemos se limita a un aspecto de su vida solamente. En algunos casos el kerigma se entiende sólo como unos temas que concluyen invitando a entregarse a Jesús el Señor y abrirle el corazón, pero ¿a qué Jesús se van a entregar? Muchos de nuestros católicos alejados están adoctrinados por los hermanos separados y tienen una visión de Jesús según los Testigos de Jehová, según los Mormones, etc. O bien, han sido adoctrinados en los mercados y con curanderos, por lo que tienen una visión desorientada de quien es Jesús. El primer anuncio a los alejados tiene que ser claro e inequívoco de la Persona de Jesús. En este sentido Juan Pablo II en la Carta Encíclica Redemptoris Missio[8] nos explica que hay dos visiones del kerigma que en algunos ambientes parecerían contrapuestas y nos propone al respecto que “es necesario unir el anuncio del Reino de Dios (el contenido del kerigma de Jesús) y la proclamación del evento Jesucristo (que es el kerigma de los Apóstoles). Los dos anuncios se complementan y se iluminan entre sí[9].

 

ü El llamado kerigma de Jesús o kerigma del Reino invitaría a encontrarse con el Jesús cercano que se encarnó en el mundo, anunciaría al Jesús amigo de pecadores y marginados. El primer anuncio sería el mismo mensaje que Jesús anunció como kerigma en Galilea como lo consignaron los Evangelios. La temática central sería por ejemplo, las Bienaventuranzas.

 

ü El llamado kerigma de los Apóstoles, sería la proclamación de Cristo muerto y resucitado, vivo hoy en la Iglesia a través de la Palabra de Dios, los sacramentos y en el hermano. Este anuncio kerigmático estaría centrado en los esquemas sacados de los Hechos de los Apóstoles.

En la 2ª etapa durante los pasos 5 y 6 hacemos un primer anuncio de Jesús en la perspectiva del kerigma de Jesús o kerigma del Reino, en la tercera (paso 7 al 11) anunciaremos el kerigma de los apóstoles.

 

2.- El kerigma a los alejados y marginados desde las bienaventuranzas.

 

En el 5º paso los temas en los sectores están centrados en la Persona de Jesús, retomando la reflexión de la primera etapa (Belén – Sinagoga de Nazaret) en lenguaje kerigmático y continuando con el anuncio de Jesús centrado en las bienaventuranzas. ¿Por qué el kerigma del Reino o de Jesús está centrado en las bienaventuranzas? El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que “las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús[10]su Persona y su obra son la buena nueva de salvación” (DA 172). , luego nos indica que “las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo[11]. Ahora bien, si el kerigma de Jesús es el anuncio del Reino y si el Reino se identifica con su persona y si las bienaventuranzas son un dibujo del rostro de Jesús, por tanto el kerigma del Reino puede estructurarse desde las bienaventuranzas. Anunciamos a un Jesús que es pobre de espíritu al igual que mucha de nuestra gente sencilla, anunciamos un Jesús que sufre y llora como muchos sufren hoy, a un Jesús que tiene hambre y sed de justicia y que trabaja por la paz en un mundo injusto y violento como el nuestro y así el resto de las bienaventuranzas. Anunciar a Jesús desde las bienaventuranzas es anunciar a un Jesús accesible a la gente porque muchos se identifican con él en su vida y por lo mismo,

 

Si Jesús se hizo accesible en su misma persona, porqué querer <secuestrarlo> y anunciar a un Jesús inalcanzable al que unos cuantos místicos y privilegiados pueden imitar. ¡Eso no es el Evangelio! La Buena Nueva es que Dios se hace accesible al ser humano en las bienaventuranzas, que más que ser un código ético para cristianos superdotados de virtudes, es un decreto, una proclamación hecha por aquél cuya Palabra es creadora. El pobre, el que sufre, el que trabaja por la paz, el perseguido no es bienaventurado por virtud propia, sino por el poder de Dios que así lo ha decretado cambiando el orden de las cosas: Los que siempre fueron excluidos ahora, en el Reino que llega, han pasado a ocupar, por decreto divino, los primeros lugares.

 

3.- Semblanza y mística del 5º paso.

 

En esta segunda etapa queremos seguir siendo discípulos, pero además queremos iniciar ya la misión en sectores alejados y marginados.

 

Paso 5.- Galilea: La misión en sectores alejados y marginados.

 


 

Jesús al iniciar su misión, nos dice el Evangelio de Marcos, “se dirigió a Galilea a proclamar la Buena Noticia” (Mc 1, 14). Galilea, que era un sector alejado y marginado recibe una buena nueva desde el momento que Jesús lo elige como lugar para el INICIO DE LA MISION: “Galilea de los paganos. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz” (Mt 4,15).

 

Su alejamiento del Templo y la cercanía a los pueblos paganos vecinos, pero además su marginación social y su conocida violencia, hacían de Galilea, nos dice el Papa Benedicto XVI,[12]una región que se consideraba medio pagana”. De allí elige, de entre la gente de Galilea a los primeros discípulos. En nuestro proceso iniciamos también este paso con una experiencia de DISCIPULADO que el equipo PRECURSOR y el de los 4 (que se han fusionado), ofrecen al equipo de los 12 que ha sido convocado. Se les ofrece una formación kerigmática y se les capacita mediante una metodología participativa para que ellos se conviertan en el sector, en animadores misioneros y no asuman todas las tareas misioneras.

 

Se ofrecen tres talleres básicos al equipo de los 12 y como tarea de estos talleres, ellos deben elegir el o los sectores, visitarlos y convocar al equipo de los 72 al que capacitarán allí mismo en el sector con las herramientas que se les dan en el taller. La formación en los talleres inicia con una sensibilización de los que significa ser Pueblo de Dios en Misión y como por el bautismo todos estamos llamados a ser discípulos misioneros; luego se les facilitan herramientas y criterios prácticos para lograr la participación de los alejados en los sectores; se propone y organiza el organigrama de comisiones y cada uno se capacita en su tarea; finalmente, se entregan los manuales de temas del kerigma con una metodología kerigmática que facilite el encuentro con Cristo en las reuniones. Los equipos elaboran, retomando los aportes de la primera etapa (pasos 1 al 4) y elaboran junto con su párroco, el programa misionero para los sectores.

 

El tiempo intensivo inicia con una Misa de envío, luego visiteo casa por casa para difundir las actividades del programa misionero, luego se sugieren reuniones diarias y finalmente, se convoca a reuniones semanales para concluir los manuales y prepararlos al siguiente paso. En el 5º paso sugerimos abrir en los sectores “centros de reunión” abiertos y vistosos, donde se hagan las actividades de las diferentes edades y donde se tengan algunas actividades en común. Se hace una campaña de publicidad para que la convocatoria llegue a todos. En la misión participa toda la familia.

 

4.- El kerigma en pequeñas dosis como método alternativo.

 

Como parte de esta segunda etapa de INICIO de la MISION, en el 6º paso llamado Cafarnaún, se continúa el

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